Voy a seguir adelante aunque todo parezca perdido. Voy a insistir porque la perseverancia convierte en fuerte al débil.

Aún tengo fuerzas como el atleta que llega a la meta, feliz de haber superado los instantes de desaliento.

Con una firme confianza soy capaz de alejar las dudas y con una esperanza recia soy capaz de dominar el desánimo.

Me abro camino como el agua que avanza incontenible hacia el océano. Vuelvo con la tenacidad de las gaviotas cuando el viento es contrario.

Sé que puedo recobrar el entusiasmo si recuerdo triunfos vividos y crisis que antes he superado.

Sé que nada me puede detener si cuento con aquellos que me quieren, con el poder de la fe y la energía del amor.

No hay tempestad sin calma y no hay noche sin amanecer. No me desespero porque el abecedario del dolor también tiene su letra zeta. Con mucha fortaleza voy a salir adelante ya que ninguna crisis doblega a las almas fuertes.

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